El marinero grande y gentil con su uniforme azul tiene todo bajo control. Diligente como siempre, revisa los billetes, echa carbón en las máquinas y friega la cubierta, incluso piensa en alimentar a los peces del mar. Por desgracia, cuando toca la hoja roja de otoño que le dejó un pequeño pasajero, no puede evitar pensar en su hogar. Hace mucho que no vuelve. Se pregunta cómo será ahora.