Esta película pone en movimiento el mobiliario de la biblioteca de la Sorbona y varios objetos, en particular un libro de aventuras: “La hija del sol”, una novela de Armand Dubarry regalada a una colegiala de la escuela Clairefontaine en 1905.

Nos adentramos en la imaginación de un lector cuyos sueños se apoderan de las páginas. Poco a poco, los animales salvajes invaden los diferentes espacios, las sillas bailan frenéticamente al ritmo de un tambor, y pronto toda la biblioteca comienza a moverse y nos marea.

Berry, una pequeña koala, acompaña a su padre al casino donde trabaja. La máquina que preside el lugar pronto descubrirá sus carencias para atraerla hacia ella.

El sol sale esplendoroso en el horizonte y un magnífico paisaje lo recibe. Incluso la gente se despierta y hace las mismas cosas una y otra vez: talan árboles, siguen construyendo sin un propósito real y contaminan descaradamente. Sus ideas y acciones, irrespetuosas hacia el planeta, ponen en riesgo todo el medio ambiente. Lo que no entienden es que hagan lo que hagan, tarde o temprano les afectará. Sin embargo, el universo no es tan paciente…

Darko, un conejito sin talento, recibe lecciones de canto del grillo Zvonko. Sus lecciones son un fracaso total. Tanto el profesor como el alumno están devastados. El erizo Zeljko aporta una nueva perspectiva al problema, convirtiendo los defectos de Darko en ventajas.

Conej quiere hacerle el mejor regalo del mundo a su novia Claire para su cita, así que construye un cohete para llevarla al espacio; un plan verdaderamente inusual. Es por ello que Conej tendrá que esforzarse mucho si de verdad quiere conseguir que Claire acepte ir a la luna en un viaje sideral y genial por el cosmos y más